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El trabajo en programación le cambió la vida a Pablo, un joven que se desempeñaba como guardia de seguridad. Aprendió a programar en Egg y consiguió no solo un mejor salario, sino la posibilidad de disfrutar de sus días libres y de poder elegir dónde trabajar.
La representación de mujeres en programación y tecnología está en aumento en Latam. La startup Egg contribuye a esta tendencia al ofrecer capacitación en programación escalable y asequible para toda la región.
En seis meses, e incluso 10 días antes de obtener su diploma, Ariel ya había conseguido su primer empleo como programador. Se egresó de la carrera de Programación Full Stack de Egg, hoy tiene dos personas a cargo y un sueldo que le permitió mejorar tanto su calidad de vida, como la de su familia.
